10 Consejos para encontrar la motivación

10 Consejos para encontrar la motivación

Vivimos tiempos difíciles. Esto no es ninguna novedad y todos lo estamos experimentando en mayor o menor medida. La pandemia está generando un gran impacto en nuestras vidas, y en este artículo vamos a tratar una cuestión que mucha gente está experimentando en estos tiempos de incertidumbre: falta de motivación y concentración para llevar a cabo las actividades del día a día.

La actividad del día a día que más motivación y concentración requiere en nuestra rutina es el trabajo, pero hay otras que también precisan de esfuerzo y que en muchos casos se están dejando a un lado, como puede ser hacer deporte, ir al gimnasio, acudir a clases o retomar alguna actividad que hayamos pausado durante este tiempo.

En primer lugar hay que entender que el desánimo generalizado es normal. Dadas las circunstancias actuales, nuestros ritmos de vida se han visto alternados significativamente, las relaciones sociales son más limitadas y diferentes, y prácticamente todos nuestros hábitos y actividades se han visto afectados notablemente. Es un nuevo escenario al que nos enfrentamos, y que a pesar de que parezca provisional, durante el tiempo que permanezca no podemos bajar los brazos y esperar. Hay que tomar acción.

1. Toma acción

Esta es la primera de las claves que tenemos que tener en cuenta si queremos recuperar las ganas de hacer actividades. La motivación no es una vitamina que se pueda ingerir por suplementos o que nos pueda recetar el médico. La motivación es un estímulo que nos da energía para continuar realizando una actividad, y que a menudo aparecerá una vez hayas empezado a actuar.

Los primeros pasos son los más complicados de dar, bien sea trabajando, haciendo deporte o retomando una actividad, los comienzos son los más difíciles dado que aún no vemos los resultados que esperamos, pero si nos conseguimos convencer de la necesidad de tomar acción, los primeros resultados vendrán pronto.

2. Analiza por qué lo haces

Si has perdido la motivación a la hora de realizar una actividad, intenta recordar por qué la hacías. Todo lo que hacemos tiene un sentido, y a veces solo hace falta recordar cuál eran las razones por las que antes hacíamos esta tarea sin tanto esfuerzo.

Evidentemente las circunstancias han cambiado, y puede incluso que la recompensa ya no sea tan satisfactoria como antes. En este caso, puedes repensar si los objetivos que buscabas conseguir entonces te siguen motivando para llevar a cabo la acción. Si no es así, puede ser un buen momento para plantearte cambios. Si esos motivos siguen haciéndote feliz, hay que trabajar en ellos para recuperar la motivación.

3. Divide los objetivos a conseguir

Muchas veces nos planteamos un objetivo grande que queremos conseguir y que nos generaría mucha satisfacción, pero que vemos muy lejano y complicado de alcanzar. En estos casos una buena estrategia es establecerte objetivos pequeños a corto plazo que te vayan generando mini-satisfacciones.

Para ello es importante acompañar tales objetivos de recompensas acordes a los logros alcanzados. Tales recompensas pueden ser de muchos tipos, desde gastronómicas, planes con amigos, o cualquier otra que te genere suficiente motivación para cumplir ese mini-objetivo.

Dividir los objetivos a alcanzar en etapas cortas y accesibles a corto plazo, te ayudará a no obsesionarte demasiado con el objetivo final, e ir visualizando simplemente la próxima meta a alcanzar en el corto plazo. Esto es lo que los futboleros llamarían el partido a partido, y si consigues superar los primeros mini-objetivos, puedes estar seguro de que vas por el buen camino de conseguir tu meta.

4. Prioriza tareas y objetivos a alcanzar

Querer llevar a cabo muchas acciones a la vez, a menudo genera frustración y es poco eficaz. Trata de dar prioridad a las tareas más importantes y que te llevarán más tiempo. Primero el 1 y luego el 2 es una buena expresión para explicar cómo debemos gestionar momentos de estrés por acumulación de tareas. Aunque la mente nos pueda jugar malas pasadas recordándonos todo lo que hay que hacer, es importante recordar que la concentración es una de las claves del éxito, y para ello tenemos que poner toda nuestra atención en la actividad que en este momento estamos llevando a cabo.

Lo mismo ocurre con los objetivos. Tratar de alcanzar muchos objetivos a la vez es inútil y también frustrante. Hay que ser honestos con uno mismo y asumir cuáles de ellos te van a reportar una mayor satisfacción a medio plazo, y si tienes los medios a tu disposición para conseguirlos. Esto es importante pues muchas veces nos planteamos metas que por alguna razón no podemos alcanzar, generando mayor desesperación. Si un objetivo te merece le pena, plantéate qué debes hacer para conseguirlo, y si estás dispuesto a asumir el esfuerzo que ello conlleva, empieza a actuar.

5. ¿Qué ocurre si no lo hago?

Igual de motivante es plantearte lo que puedes conseguir, como puede ser reflexionar sobre lo que ocurrirá si no tomas acción ¿En qué escenario me voy a encontrar si no lo hago? ¿Me merece la pena dejar de actuar y asumir las consecuencias de ello?

En este caso estamos buscando la motivación por el rechazo a las consecuencias de no llevar a cabo algo, y para que esta reflexión sea útil, hay que plantearse las consecuencias a corto, medio y largo plazo. Si en este punto llegas a la conclusión de que sí te merece le pena dejar de actuar, entonces has de volver al punto 3 y replantearte las metas a conseguir.

6. ¿Qué puedo aprender del presente?

De esta situación tan complicada que estamos viviendo, también se puede sacar provecho. Siendo evidentemente una etapa complicada, podemos tratar de analizar qué beneficios puedo obtener, o qué acciones puedo llevar a cabo que tengan un buen impacto en este momento.

Por ejemplo, aquellos que están trabajando desde casa, están ahorrando tiempo y dinero. El transporte al puesto de trabajo cuesta dinero y además es un tiempo gastado al día que trabajando desde casa puede ser utilizado para muchas otras cosas. Unos están descansando más, otros aprovechan para leer, para pasar más tiempo en familia y en definitiva para sacarle más provecho al día.

7. Rodéate de un entorno positivo

La gente de la que nos rodeamos genera un impacto muy notable en la actitud que nosotros tenemos. Quienes se rodean de gente positiva y activa, encuentran más fácil la manera de actuar y encontrar el lado amable de cada situación. En cambio un entorno pesimista puede arrastrarnos al desánimo generalizado. Dime con quién andas…

8. Sé amable contigo mismo

Incluso cuando todo vaya bien y hayas conseguido alcanzar tus primeros objetivos, habrá días que el desánimo y la concentración puedan volver a apoderarse de ti. No te castigues, no pienses que has vuelto a atrás, simplemente no se puede avanzar al mismo ritmo todos los días, y habrá momentos de pausa. Permítetelos, sé empático contigo mismo y coge fuerzas para seguir avanzando al día siguiente.

Y si crees que algo has hecho mal, es una oportunidad perfecta para aprender de tus errores y sumarlos a tu lista de experiencias.

9. ¿No consigues cumplir tus objetivos? Cambia de estrategia

En ocasiones nos estancamos en determinadas acciones que no surten los efectos esperados y esto nos genera una enorme frustración. Si a pesar de estar actuando bien, no consigues alcanzar los objetivos que deseas, quizás la estrategia sea equivocada.

Plantéate si las acciones que estás llevando a cabo son las más adecuadas para cumplir con esos objetivos. Quizás estés dedicando mucho tiempo y esfuerzo a algo que no te va a dar los resultados deseados. El éxito también pasa por ser flexible y saber adaptarse a las circunstancias.

10. Las excusas son tu primera barrera

Antes de empezar a actuar encontrarás mil y una razones para convencerte de no hacer nada. Esto tiene un nombre, excusas y son creadas por esta parte de nuestro cerebro más vaga que prefiere seguir como está y no llevar a cabo ningún esfuerzo. Quizás esta sea la misma parte que luego te regañe por no tener lo que deseas.

Las excusas ni queman calorías, ni ganan salarios, y aportan comodidad a muy corto plazo y malestar en el medio y largo. Además las excusas son tan vagas, que en cuanto empieces a actuar y conseguir tus primeros objetivos, ya no tendrán fuerza para pararte. Tú decides de qué equipo estás, en el de las excusas, o en el de las recompensas.

Conclusiones

  • La motivación es como una bicicleta, te costará empezar a actuar, pero una vez hayas dado tus primeras pedaladas, todo vendrá rodado. No hay motivación sin decisión, si tú no quieres conseguir los objetivos, la motivación no llegará sola, tienes que salir a buscarla.
  • Esta motivación puede ser conseguir un objetivo grande, a alcanzar a largo plazo, o establecerte retos más cortos, que te generarán bienestar en el medio plazo y que te llevarán a conseguir tu meta en el largo.
  • Para ello, analiza la situación, recuerda tus objetivos, y reflexiona sobre las acciones necesarias para alcanzarlos. La motivación te acompañará en el camino para ser el impulso que te ayudará a conseguir tus metas.