Alimentos para fortalecer el sistema inmunitario

Alimentos para fortalecer el sistema inmunitario

El sistema inmune hace un trabajo extraordinario protegiendo nuestro cuerpo de los microorganismos que causan enfermedades. Sin embargo, a veces no puede protegernos al 100% ¿Podríamos entonces intervenir en este proceso y fortalecer nuestro sistema inmune?

La idea de fortalecer nuestro sistema inmunológico es tentadora, pero la práctica es mucho más complicada. Como el propio término sugiere, el sistema inmune se compone de un conjunto de procesos que para funcionar, requieren equilibrio y armonía. Además, los investigadores y científicos aún siguen investigando la complejidad y la interconexión del funcionamiento inmune. Por el momento no hay estudios científicos que demuestren el vínculo entre el estilo de vida y la mejora del sistema inmunitario.

Esto no significa que los efectos del estilo de vida en el sistema inmunitario no sean importantes. De hecho, los investigadores están analizando los efectos de la dieta, el ejercicio, la edad, el estrés y otros factores que generen impacto en el sistema inmunitario, tanto en animales como en humanos. En este artículo, encontrarás algunos consejos para mantener tu sistema inmunológico saludable y equilibrado.

Vitaminas, minerales y suplementos herbales.

Las vitaminas y minerales son esenciales para mantener el sistema inmunológico saludable. Aunque están abundantemente presentes en la mayoría de los alimentos, en el caso de deficiencias de vitamina D o vitamina C, es aconsejable integrarlos a través de suplementos alimenticios. Sin embargo, si sigues una dieta equilibrada, no es necesario agregar ningún tipo de suplemento. Por ejemplo, la vitamina C ayuda a aumentar la producción de glóbulos blancos que son esenciales para combatir las infecciones. La vitamina C se puede encontrar en frutas como:

  • Pomelos
  • Naranjas
  • Mandarinas
  • Limones

Probióticos

Los probióticos contienen "bacterias buenas" que mejoran la salud intestinal. Un excelente alimento rico en probióticos es el yogur, especialmente el yogur griego. Los cultivos probióticos activos estimulan el sistema inmunitario y ayudan a combatir las enfermedades. Recomendamos siempre optar por un yogur natural en lugar de los aromatizados y azucarados. Puedes endulzar el yogur blanco con fruta fresca y una pizca de miel.

El yogur también puede ser una excelente fuente de vitamina D, que ayuda a regular el sistema inmunitario y a aumentar las defensas naturales de nuestro cuerpo.

Té verde

Tanto el té verde como el negro son ricos en flavonoides, un tipo de antioxidante. Sin embargo, el té verde destaca en sus niveles de galato de epigalocatequina (EGCG), un poderoso antioxidante. Se ha demostrado que el EGCG mejora la función inmune. El proceso de elaboración del té negro destruye gran parte de él. El té verde, por otro lado, se cuece al vapor y sin fermentar, por lo tanto, conserva este beneficioso antioxidante.

El té verde también es una buena fuente del aminoácido L-teanina. La L-teanina puede ayudar en la producción de compuestos que combaten los gérmenes en las células.

Ajo

El ajo se encuentra en casi todas las cocinas del mundo. Agregar un poco de sabor a la comida es imprescindible para la salud. Las primeras civilizaciones reconocieron su potencial contra las infecciones. El ajo también puede ayudar a bajar la presión arterial. Las propiedades inmunoestimulantes del ajo parecen provenir de una fuerte concentración de azufre y compuestos que contienen alicina.

La importancia del equilibrio.

Sin embargo, en lugar de centrarse en "fortalecer" el sistema inmunitario, un enfoque práctico sería pensar en el "equilibrio", ya que un sistema inmunológico saludable es aquel que está en armonía. Podemos pensar en el sistema inmune como una escala que va de "poca actividad" a "hiperactivo". Sabemos que un sistema inmunitario "poco activo", es decir, que no funciona correctamente, puede tener consecuencias negativas. Por otro lado, un sistema inmunitario "hiperactivo" puede atacar nuestras propias células. En casos extremos, esto causa enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide. Las enfermedades graves a menudo se deben al daño que resulta de una respuesta inmune demasiado vigorosa. Así pues, como suele decirse, en el punto medio está la virtud.