Los grandes mitos del desayuno

Los grandes mitos del desayuno

Desde pequeños nos han insistido en la importancia del desayuno, la primera y más importante comida del día sin la cual no podíamos ir a la escuela ni podríamos rendir durante la mañana. Incluso nos han dicho cuáles son los alimentos que deben integrar un desayuno completo y equilibrado. La publicidad nos enseña constantemente imágenes de familias juntas desayunando con la mesa llena de bollería, tostadas, zumos y lácteos. Pero, ¿es ese el desayuno perfecto? ¿Es realmente tan importante el desayuno? En este artículo tratamos de responder a estas y otras afirmaciones que nos han acompañado toda la vida acerca del desayuno.

No debes empezar el día sin un buen desayuno

Ésta ha sido una de las grandes afirmaciones que nos han acompañado siempre. La importancia de no ir a la escuela o al trabajo sin haber tomado el desayuno, como una necesidad vital para nuestro organismo.  Sin embargo no es hasta el siglo 16 cuando se tienen primeras constancias del desayuno como rutina socialmente extendida. Hasta entonces solo reyes y alta nobleza dedicaban una parte de la mañana a una gran comida que hoy podemos entender como desayuno.

O sea que si tenemos en cuenta que hasta el siglo 16 no se extiende el desayuno como práctica social, quiere decir que la especie humana ha sobrevivido en condiciones mucho más duras ¡sin desayunar! ¿Cómo sobrevivieron los Homo sapiens sin su tazón de cereales ni sus tostadas con mantequilla cada mañana? Seriamos una especie muy débil si no pudiéramos pasar un día sin desayunar.

¿Quiere decir esto que no hay que desayunar?

No. Para nada queremos con esto acabar con la tradición del desayuno. Simplemente creemos que es importante desmitificar el desayuno como una comida imprescindible. Es más tradición y costumbre que necesidad.

Si no desayunas te faltará energía.

Hay mucha gente que acusa falta de energía durante la mañana si algún día no ha desayunado. Esto se puede deber más al hábito, si has acostumbrado a tu cuerpo a ingerir una determinada cantidad de calorías durante cada mañana durante mucho tiempo, evidentemente el día que no le daportes ese chute de calorías por la mañana, tu organismo te lo va a requerir. Pero se trata más de un hábito que has acostumbrado a tu cuerpo que de una necesidad real.

Lácteo, cereales, fruta o zumo natural, el desayuno perfecto.

No solo se nos ha convencido de la necesidad de desayunar, sino que nos han dicho qué y cuanto debemos desayunar. Tostadas, galletas, magdalenas, cereales… Todos estos alimentos son los que forman parte de un supuesto desayuno completo y, precisamente son todos alimentos muy azucarados con poco aporte nutricional. Quizás deberíamos echar un vistazo a las empresas encargadas de fabricar éstos productos y las grandes campañas de marketing impulsadas por ellas mismas convenciéndonos de desayunar estos productos.

Sin embargo cada vez son más las voces que proponen alternativas más saludables a los desayunos tradicionales. Alimentos de moda como los aguacates, el kéfir o la avena se han abierto paso dando nuevas posibilidades de desayuno a quienes han decidido cambiar sus desayunos a opciones más saludables.

 

Y podría parecer una locura, pero cualquier comida que te plantees para el almuerzo, puede ser igualmente válida para el desayuno. Lentejas, legumbres o verduras deben ser siempre bienvenidas en tu dieta.

La clásica afirmación de desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un méndigo, solía hacer referencia a las cantidades que se deben comer en cada momento del día, sin embargo debemos tener en cuenta que más importante que la cantidad es la calidad de lo que comemos.