Factores genéticos asociados con la obesidad y el sobrepeso

Factores genéticos asociados con la obesidad y el sobrepeso

La obesidad y el sobrepeso se están convirtiendo en un problema epidémico, porque ingerimos más calorías de las que necesitamos.

 

Razones evolutivas tras la tendencia a la obesidad

Muchos factores sugieren que la tendencia al sobrepeso está genéticamente programada. La tendencia a acumular grasas de las calorías que no se gastan, es una estrategia de la evolución, para asegurar el futuro de la especie en tiempos de escasez de alimentos, es un comportamiento intrínseco en nuestros genes, basado en dar el máximo aporte calórico, porque en tiempos ancestrales, podría suponer su supervivencia ante la escasez de alimentos.

Sin embargo en la sociedad moderna, el acceso a la comida se ha convertido en algo ilimitado, solo tenemos que acercarnos al supermercado y llenar el carro.Esto está produciendo una generación de niños con sobrepeso y en algunos casos incluso obesos. Por lo tanto, aquel sistema que en un principio se había diseñado para salvarnos de la hambruna en tiempos de escasez, se ha convertido en un peligro para nuestra salud, nuestro cerebro no es consciente de la facilidad que tenemos para acceder a los alimentos, esto se traduce en obesidad y en enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad mórbida en el peor de los casos.

 

¿Qué podemos hacer en una situación como esta?

Si aceptamos que la genética no ayuda a controlar nuestro peso o por lo menos no en todos los casos, lo único que podemos cambiar es nuestro comportamiento. Debemos tomar consciencia de la realidad, de lo que comemos y en lo que hacemos para utilizar esa energía, para ello debemos tener un conocimiento preciso de la relación que tenemos con la comida.

 

Las razones que nos hacen aumentar de peso con la edad

Mientras la producción de la hormona de crecimiento se mantiene alta durante la adolescencia, el funcionamiento del metabolismo también se mantiene alto. La razón es que el músculo y los tejidos siguen creciendo incluso cuando el cuerpo no se ejercita. Si después de los 20 años de edad no mantienes la masa muscular, al no tener que mantener los músculos, el metabolismo tiende a bajar ya que no existe una razón para mantenerlo alto. Se estima que en estado sedentario la pérdida de masa muscular ronda los 450gr anuales, lo que se traduce en una bajada metabólica del 0.5%. Menos músculo menos necesidad calórica.

La ganancia de peso en mujeres es más evidente. En hombres de hecho la producción de una de las hormonas considerada como quemagrasas es mayor, la testosterona. La otra hormona común a los dos sexos es la que hemos mencionado antes, la del crecimiento, junto con las catecolaminas como la adrenalina y la noradrenalina. Tener más testosterona (los hombres producen 10 veces más que las mujeres) se traduce en un metabolismo mayor, por lo tanto una necesidad mayor de aporte calórico durante el descanso. La producción de testosterona está directamente relacionada con la actividad deportiva, y con la intensidad de la actividad, a mayor intensidad mayor producción de testosterona.

Está demostrado que la grasa abdominal (típica en los hombres) es susceptible de las hormonas quemagrasa mencionadas antes, a diferencia de la grasa glúteo-femoral (típica de las mujeres). La grasa glúteo-femoral, de poca importancia en cuanto a enfermedades cardiovasculares se refiere, es más complicada de eliminar, existe un sistema de protección enzimático y hormonal muy eficiente, esta grasa es de vital importancia, el cuerpo de la mujer la acumula como una reserva especialmente dedicada a la supervivencia del feto en casos de emergencia (escasez extrema). Muchos se preguntan cómo acelerar el metabolismo, y lo cierto es que existen productos en el mercado que ayudan a ese propósito, por ejemplo suplementos de té verde, o las algas kelp junto con potentes estimuladores de la lipolisis como Burnoff los cuales serán de gran ayuda si queremos adelgazar de un modo constante pero seguro.

 

¿Todos pierden peso igual?

A parte de la reducción de la hormona de crecimiento que hace que nuestra tasa metabólica disminuya, existen personas a las que les cuesta más o menos perder peso. De hecho cada persona está programada para mantener un porcentaje de grasa diferente, del cual resulta difícil desprenderse. Por regla general este porcentaje suele ser alto y cada intento drástico al que sometemos al cuerpo para bajar este valor (ayuno o dietas muy bajas en calorías) se interpreta como una agresión a la que nuestro cuerpo responde reduciendo el consumo de calorías en reposo.

También existe, aunque es menos común, un grupo de personas a las que les cuesta subir de peso, personas delgadas que comen mucho, no pueden engordar. En este caso cuando se aumenta el consumo calórico, el cuerpo intentará encontrar el equilibrio subiendo el metabolismo para intentar mantener la masa magra y grasa, por lo tanto estas personas están programadas para mantenerse delgadas.


 

Factores que afectan al mantenimiento de la masa grasa

A lo largo de los años, con la acumulación de tejido adiposo, el organismo ha adaptado el sistema hormonal, enzimático y metabólico para mantener el tejido graso, existe un vínculo entre los factores que impiden la pérdida de peso.

 

Factores hormonales

Cuando las células grasas alcanzan un nivel que el cuerpo considera ideal, producen una hormona llamada leptina de forma masiva, dirigida al hipotálamo. Si el nivel de leptina disminuye drásticamente debido a que hemos disminuido el aporte calórico para bajar de peso, el hipotálamo lo interpreta como una sensación de alarma provocando sensación de hambre. Según esta teoría, los obesos se encuentran en un estado perpetuo de hambre.

Según esta teoría, los obesos siempre tienen hambre debido a los altos porcentajes de grasa y por lo tanto de leptina. Lo cierto es que sufren un problema real de resistencia a la leptina, el receptor se encuentra insensible debido a la gran cantidad de leptina que el cuerpo intenta fabricar, demasiada leptina ha vuelto al cuerpo insensible a ella.

 

Factores enzimáticos

El sobrepeso y el sedentarismo tienen un sistema enzimático para acumular ´´grasas entrenadas´´ . Estas personas tienen la lipoproteína lipasa muy activa, una enzima que se encarga de acumular grasas, la cual se vuelve incluso más efectiva cuando intentamos perder peso de forma drástica.

 

Factores metabólicos

Cuando empiezas a reducir la cantidad de calorías de un modo drástico, el metabolismo también se reduce. Al principio existe un paralelismo entre las calorías que reducimos y el peso que perdemos pero, llegado el momento la pérdida de peso se reduce sin ser equitativo a las calorías que reducimos, por lo tanto la pérdida de peso se estabiliza.

 

Resistencia a la insulina

La insulina es una hormona que se encarga de monitorizar y regular la cantidad de azúcar en sangre, en caso de altas cantidades interviene reduciéndolas. Cuando su intervención es masiva produce un efecto poco deseado, te hace engordar. En vez de llevar los nutrientes a las células de los músculos, los convierte en grasas automáticamente. Al entrar a la sangre toda la cantidad de golpe el azúcar no va a las reservas normales (músculos e hígado) ya saturados por su poca capacidad, pero sobre todo por el sedentarismo del individuo. Lo único que puede hacer es guardar los azúcares en forma de grasas ya que la capacidad de las células es virtualmente infinita.

La idea para mejorar este tipo de síndrome es llevar una dieta baja en índice glucémico, o incluso cetogénica, ya que provee el azúcar de una forma lenta pero eficiente. Debes saber que el 50% de la población tiene un grado normal de intolerancia a la insulina, el 25% tiene una tolerancia alta y el otro 25% tiene tolerancia baja. Por lo tanto un rico bollo relleno de crema no tendrá el mismo efecto para todos los individuos, su capacidad de convertirse en grasa acumulada dependerá de la tolerancia a la insulina.

Sea cual sea la razón por la cual acumulamos grasa corporal es importante saber que puedes controlar la tendencia a ganar peso, llevando un estilo de vida activo, sano y relajado.